8 DE MARZO EN EL CENTRO DE ACOGIDA CRUZ ROJA DE SANT BOI
Hoy como DÍA DE LA MUJER compartimos la reflexión de las profesionales del centro de acogida de La Creu Roja de Sant Boi de Llobregat:
En el último año la imagen de persona refugiada ha tomado el rostro de las mujeres de Ucrania; mujeres que salen de su país, llevando con ellas hijos y maletas, su historia de vida, y dejando atrás seres queridos.
La mayoría de personas que están actualmente refugiadas en el centro de acogida de La Cruz Roja en Sant Boi son estas mujeres con hijas e hijos a su cargo.
Son mujeres que llegaron a España hace un año, con el inicio del conflicto en su país, obligadas a emprender un periplo migratorio y desde La Cruz Roja se busca y crea un espacio seguro para ellas y los niños con los que han atravesado media Europa. Una vez aquí se encuentran con las dificultades del idioma, de un entorno desconocido, y la necesidad de salir adelante, solas o con sus hijos. Algunas quieren volver, han dejado en el país de origen a personas estimadas; otros empiezan a imaginar un posible futuro aquí, pero necesitan generar red, aprender el idioma o empezar a buscar trabajo, retos que pueden convertirse en muy complicados y que deben compaginar con los cuidados familiares.
La fortaleza con la que a pesar de todo se enfrentan a lo cotidiano, con la incertidumbre, la voluntad de aprender y las energías para salir adelante, y el apoyo que se brindan las unas a las otras en los pequeños actos del día a día (guardar el plato de la comida por la compañera que viene tarde, llevar a escuela a los hijos de las vecinas, organizarse para hacer salidas juntas al parque) son actos de auténtica valentía y solidaridad.
No son las únicas refugiadas de Sant Boi, pero, cuando ellas dejen de vivir en el centro vendrán más, y vendrán de todas partes, a iniciar el mismo proceso, esta etapa de acogida en nuestro centro donde, de forma temporal, viven en el centro con el acompañamiento social que pretende facilitar la entrada en contacto con la vida aquí. Son tantas otras personas, y tantas otras mujeres también, de todo el mundo, que por motivos diversos se ven obligadas a abandonar un lugar, una gente, y llegar a otro, aceptando la realidad de salir adelante como sea, por ellas y por las personas que tienen a cargo, aquí, con ellas, o allá donde se hayan quedado.
En el último año la imagen de persona refugiada ha tomado el rostro de las mujeres de Ucrania; mujeres que salen de su país, llevando con ellas hijos y maletas, su historia de vida, y dejando atrás seres queridos.
La mayoría de personas que están actualmente refugiadas en el centro de acogida de La Cruz Roja en Sant Boi son estas mujeres con hijas e hijos a su cargo.
Son mujeres que llegaron a España hace un año, con el inicio del conflicto en su país, obligadas a emprender un periplo migratorio y desde La Cruz Roja se busca y crea un espacio seguro para ellas y los niños con los que han atravesado media Europa. Una vez aquí se encuentran con las dificultades del idioma, de un entorno desconocido, y la necesidad de salir adelante, solas o con sus hijos. Algunas quieren volver, han dejado en el país de origen a personas estimadas; otros empiezan a imaginar un posible futuro aquí, pero necesitan generar red, aprender el idioma o empezar a buscar trabajo, retos que pueden convertirse en muy complicados y que deben compaginar con los cuidados familiares.
La fortaleza con la que a pesar de todo se enfrentan a lo cotidiano, con la incertidumbre, la voluntad de aprender y las energías para salir adelante, y el apoyo que se brindan las unas a las otras en los pequeños actos del día a día (guardar el plato de la comida por la compañera que viene tarde, llevar a escuela a los hijos de las vecinas, organizarse para hacer salidas juntas al parque) son actos de auténtica valentía y solidaridad.
No son las únicas refugiadas de Sant Boi, pero, cuando ellas dejen de vivir en el centro vendrán más, y vendrán de todas partes, a iniciar el mismo proceso, esta etapa de acogida en nuestro centro donde, de forma temporal, viven en el centro con el acompañamiento social que pretende facilitar la entrada en contacto con la vida aquí. Son tantas otras personas, y tantas otras mujeres también, de todo el mundo, que por motivos diversos se ven obligadas a abandonar un lugar, una gente, y llegar a otro, aceptando la realidad de salir adelante como sea, por ellas y por las personas que tienen a cargo, aquí, con ellas, o allá donde se hayan quedado.
